En el Parque Nacional Iguazú se siguen buscando los restos de Enrique Ruggia, el estudiante sampedrino de 18 años que murió en 1974 durante la etapa de experimentación de la brutal represión que explotaría dos años después en el golpe militar.
Ruggia dejó sus estudios de veterinaria atraído por las luchas revolucionarias en el sur del Brasil, e integraba un grupo de seis combatientes de la Vanguardia Popular Revolucionaria (VPR), de Brasil, que aparentemente fue ultimado en la reserva ecológica, luego de que un grupo de esta organización cayó (aparentemente) en la trampa de una operación de inteligencia.
La búsqueda todaví no dio resultados, entre otros motivos, por la falta de cooperación, durante años, de las fuerzas armadas brasileñas.
Es el primero de los desaparecidos de nuestra ciudad, y su caso marca uno de los puntos centrales en la investigación sobre la Operación Condor en la Triple Frontera.
El libro “Los años del lobo (Operación Condor)” menciona la desaparición de Ruggia como parte de la primera etapa de ese dispositivo conjunto de las fuerzas represivas del cono sur. El informe de Stella Callón y Adolfo Pérez Esquivel señala que en el informe realizado en Brasil tomaron contacto con un documento dirigido a Pastor Coronel desde ese país en el que se mencionaba como dato “el buen trabajo de los brasileños” por la desaparición de varios argentinos. El primero de la lista fechada en 1981 es Ruggia.
En 1996 Brasil reconoció la muerte del “Grillo” (aparentemente fusilado en el sur del estado de Paraná), aunque no precisó la ubicación exacta del cuerpo.
Según el diario “Estado de Sao Paulo”, la eventual apertura de investigación sobre la Operación Cóndor puede abrir espacio para que sea desvelado este episodio, considerado como uno de los “nebulosos” en la dictadura brasileña.
La matanza de los ocho guerrilleros, comandados por el sargento Onofre Pinto, capturados en julio de 1974 en la región de la Triple Frontera, en el Sur, con la colaboración del aparato represor argentino, sigue siendo objeto de análisis en Brasil.
El grupo era formado por siete brasileros y Ruggia. Ellos habrían sido atraídos de la Argentina, donde estaban refugiados, hasta la frontera con Brasil. A partir de informaciones de la inteligencia argentina sobre su ruta, el grupo había sido capturado después de entrar en el país (Brasil), y fusilado en una área de foresta en Foz do Iguaçu.
Las Fuerzas Armadas de Brasil y de la Argentina siempre negaron el episodio. Pero el Archivo Nacional de la Memoria, del gobierno argentino, ha guardadas las fichas de Ruggia y de los brasileños Edmur Péricles Camargo, José Lavecchia, Gilberto Faria Lima y los hermanos Joel y Daniel de Roble. El octavo militante se llamaría Victor (el nombre puede ser ficticio) y su ficha no fue levantada. Faria Lima era dirigente de la VPR, así como Onofre. Las fichas no esclarecen si el sargento murió con los demás o más tarde.
En el Archivo de la Memoria están las fichas de otros siete militantes brasileros capturados por agentes de la represión en la década de 70 en (el área metropolitana de) Buenos Aires y entregados a Brasil. Esos siete y los capturados en la frontera son datos como desaparecidos.
El material fue ofrecido a Brasil en el inicio del gobierno de (Luiz Inácio) Lula (Da Silva), como parte de un pacto firmado por los países del Cono Sur, todos democratizados. Entre las fichas mandadas a Brasil por la Argentina está la de un argentino preso con la colaboración de órganos de represión brasileros. Las fichas contienen referencias precisas sobre la identidad de los desaparecidos y las circunstancias de su captura
El objetivo del acuerdo entre los países del Cono Sur es esclarecer los crímenes políticos de los años de plomo, como los de la Operación Cóndor, y ayudar en la localización de desaparecidos. Está previsto el cambio de informaciones entre gobiernos y ONGS de derechos humanos de los países de la región. Las informaciones servirán de subsidio para procesos de indemnización a los familiares de las víctimas.
Para ONGS de derechos humanos brasileras, las fichas del Archivo de la Memoria prueban la implicación de militares de la Argentina y de Brasil con la llamada “desaparición forzada” de militantes de izquierda. Por lo menos tres argentinos fueron capturados en Brasil y entregados las autoridades de su país.
Las fichas del Archivo de la Memoria incluyen entre los entregados a Brasil por la represión argentina al profesor de educación física Sérgio Fernando Tula Silverg, secuestrado en 8 de abril de 1976 en su casa, en (la Ciudad Autónoma de) Buenos Aires (CABA). Desde entonces, es dado como desaparecido. Su padre tuvo informaciones de que él había sido llevado hacia el centro de detención de Campo de Mayo.
La única mujer entre las fichas enviadas a Brasil, es la profesora Maria Regina Marcondes Pinto, aún sin militancia confirmada, que fue secuestrada en 10 de abril de 1976 por agentes de la represión en su casa, en Buenos Aires (CABA). Otro brasilero listado es el estudiante Luiz Renato del Lago Faria, también sin militancia confirmada. El fue secuestrado en 7 de febrero de 1980, en circunstancias aún no esclarecidas.
Lilian “Lili” Ruggia, hermana de Enrique, relató a “La Jornada” de México los años de dolorosa búsqueda de su hermano Enrique, quien cuando tenía 18 años se unió a un grupo de brasileños refugiados en Buenos Aires, que buscaban lo que creían sería una nueva acción contra la dictadura en su país.
El grupo brasileño había llegado a Argentina huyendo del golpe militar en Chile en 1973, donde estaba refugiado.
Pero en esos tiempos de represión la paramilitar Alianza Anticomunista Argentina ya estaba actuando en la confección de fichas de disidentes políticos de izquierda y en secuestros, atentados y asesinatos.
Curiosamente, alguien llegó un día a ver a este grupo, donde estaban los hermanos Joel y Daniel Carvalho y Onofre Pinto, ligados a la guerrilla de Vanguardia Popular Revolucionaria, y esta persona aparentemente los convenció de regresar clandestinamente a Brasil.
"Mi hermano era un joven muy sensible. Ambos estábamos estudiando y no teníamos una militancia política. Enrique sintió admiración por aquellos luchadores. Al parecer existió un plan en Brasil para tratar de atraer a los militantes y por eso mandaron a dos colaboradores (antes guerrilleros) a Argentina, entre ellos una mujer", dijo Lilian Ruggia.
Agregó: "Tenían muchas ganas de atrapar a Onofre Pinto, ex lugarteniente de Carlos Lamarca, con quien tenían un doble ensañamiento porque había sido suboficial del ejército. Enrique vino un día a decirme que se iba para realizar grandes cosas. Fue la última vez que lo vi".
En 1992, tras 18 años de búsqueda y con la ayuda de Krishke, Lilian conoció la verdad en Río Grande do Sul. Supo que un joven argentino murió en una trampa tendida por la dictadura brasileña, que llevó al grupo de muchachos hasta una finca donde los esperaba el ejército.
(Con información de “El territorio digital”, el libro “Los años del lobo”, “La Jornada” de México y “O Estado de Sao Paulo”)
Ruggia dejó sus estudios de veterinaria atraído por las luchas revolucionarias en el sur del Brasil, e integraba un grupo de seis combatientes de la Vanguardia Popular Revolucionaria (VPR), de Brasil, que aparentemente fue ultimado en la reserva ecológica, luego de que un grupo de esta organización cayó (aparentemente) en la trampa de una operación de inteligencia.
La búsqueda todaví no dio resultados, entre otros motivos, por la falta de cooperación, durante años, de las fuerzas armadas brasileñas.
Es el primero de los desaparecidos de nuestra ciudad, y su caso marca uno de los puntos centrales en la investigación sobre la Operación Condor en la Triple Frontera.
El libro “Los años del lobo (Operación Condor)” menciona la desaparición de Ruggia como parte de la primera etapa de ese dispositivo conjunto de las fuerzas represivas del cono sur. El informe de Stella Callón y Adolfo Pérez Esquivel señala que en el informe realizado en Brasil tomaron contacto con un documento dirigido a Pastor Coronel desde ese país en el que se mencionaba como dato “el buen trabajo de los brasileños” por la desaparición de varios argentinos. El primero de la lista fechada en 1981 es Ruggia.
En 1996 Brasil reconoció la muerte del “Grillo” (aparentemente fusilado en el sur del estado de Paraná), aunque no precisó la ubicación exacta del cuerpo.
Según el diario “Estado de Sao Paulo”, la eventual apertura de investigación sobre la Operación Cóndor puede abrir espacio para que sea desvelado este episodio, considerado como uno de los “nebulosos” en la dictadura brasileña.
La matanza de los ocho guerrilleros, comandados por el sargento Onofre Pinto, capturados en julio de 1974 en la región de la Triple Frontera, en el Sur, con la colaboración del aparato represor argentino, sigue siendo objeto de análisis en Brasil.
El grupo era formado por siete brasileros y Ruggia. Ellos habrían sido atraídos de la Argentina, donde estaban refugiados, hasta la frontera con Brasil. A partir de informaciones de la inteligencia argentina sobre su ruta, el grupo había sido capturado después de entrar en el país (Brasil), y fusilado en una área de foresta en Foz do Iguaçu.
Las Fuerzas Armadas de Brasil y de la Argentina siempre negaron el episodio. Pero el Archivo Nacional de la Memoria, del gobierno argentino, ha guardadas las fichas de Ruggia y de los brasileños Edmur Péricles Camargo, José Lavecchia, Gilberto Faria Lima y los hermanos Joel y Daniel de Roble. El octavo militante se llamaría Victor (el nombre puede ser ficticio) y su ficha no fue levantada. Faria Lima era dirigente de la VPR, así como Onofre. Las fichas no esclarecen si el sargento murió con los demás o más tarde.
En el Archivo de la Memoria están las fichas de otros siete militantes brasileros capturados por agentes de la represión en la década de 70 en (el área metropolitana de) Buenos Aires y entregados a Brasil. Esos siete y los capturados en la frontera son datos como desaparecidos.
El material fue ofrecido a Brasil en el inicio del gobierno de (Luiz Inácio) Lula (Da Silva), como parte de un pacto firmado por los países del Cono Sur, todos democratizados. Entre las fichas mandadas a Brasil por la Argentina está la de un argentino preso con la colaboración de órganos de represión brasileros. Las fichas contienen referencias precisas sobre la identidad de los desaparecidos y las circunstancias de su captura
El objetivo del acuerdo entre los países del Cono Sur es esclarecer los crímenes políticos de los años de plomo, como los de la Operación Cóndor, y ayudar en la localización de desaparecidos. Está previsto el cambio de informaciones entre gobiernos y ONGS de derechos humanos de los países de la región. Las informaciones servirán de subsidio para procesos de indemnización a los familiares de las víctimas.
Para ONGS de derechos humanos brasileras, las fichas del Archivo de la Memoria prueban la implicación de militares de la Argentina y de Brasil con la llamada “desaparición forzada” de militantes de izquierda. Por lo menos tres argentinos fueron capturados en Brasil y entregados las autoridades de su país.
Las fichas del Archivo de la Memoria incluyen entre los entregados a Brasil por la represión argentina al profesor de educación física Sérgio Fernando Tula Silverg, secuestrado en 8 de abril de 1976 en su casa, en (la Ciudad Autónoma de) Buenos Aires (CABA). Desde entonces, es dado como desaparecido. Su padre tuvo informaciones de que él había sido llevado hacia el centro de detención de Campo de Mayo.
La única mujer entre las fichas enviadas a Brasil, es la profesora Maria Regina Marcondes Pinto, aún sin militancia confirmada, que fue secuestrada en 10 de abril de 1976 por agentes de la represión en su casa, en Buenos Aires (CABA). Otro brasilero listado es el estudiante Luiz Renato del Lago Faria, también sin militancia confirmada. El fue secuestrado en 7 de febrero de 1980, en circunstancias aún no esclarecidas.
Lilian “Lili” Ruggia, hermana de Enrique, relató a “La Jornada” de México los años de dolorosa búsqueda de su hermano Enrique, quien cuando tenía 18 años se unió a un grupo de brasileños refugiados en Buenos Aires, que buscaban lo que creían sería una nueva acción contra la dictadura en su país.
El grupo brasileño había llegado a Argentina huyendo del golpe militar en Chile en 1973, donde estaba refugiado.
Pero en esos tiempos de represión la paramilitar Alianza Anticomunista Argentina ya estaba actuando en la confección de fichas de disidentes políticos de izquierda y en secuestros, atentados y asesinatos.
Curiosamente, alguien llegó un día a ver a este grupo, donde estaban los hermanos Joel y Daniel Carvalho y Onofre Pinto, ligados a la guerrilla de Vanguardia Popular Revolucionaria, y esta persona aparentemente los convenció de regresar clandestinamente a Brasil.
"Mi hermano era un joven muy sensible. Ambos estábamos estudiando y no teníamos una militancia política. Enrique sintió admiración por aquellos luchadores. Al parecer existió un plan en Brasil para tratar de atraer a los militantes y por eso mandaron a dos colaboradores (antes guerrilleros) a Argentina, entre ellos una mujer", dijo Lilian Ruggia.
Agregó: "Tenían muchas ganas de atrapar a Onofre Pinto, ex lugarteniente de Carlos Lamarca, con quien tenían un doble ensañamiento porque había sido suboficial del ejército. Enrique vino un día a decirme que se iba para realizar grandes cosas. Fue la última vez que lo vi".
En 1992, tras 18 años de búsqueda y con la ayuda de Krishke, Lilian conoció la verdad en Río Grande do Sul. Supo que un joven argentino murió en una trampa tendida por la dictadura brasileña, que llevó al grupo de muchachos hasta una finca donde los esperaba el ejército.
(Con información de “El territorio digital”, el libro “Los años del lobo”, “La Jornada” de México y “O Estado de Sao Paulo”)